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Alfabetización Corporal: Transformando la salud con las palabras que elegimos

Actualizado: 19 ene 2024

Enfermera Catalina Undurraga Behrens • Psicóloga Daniela Carrasco García • Ginecóloga Gabriela Enríquez
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Resumen


El sistema de salud actual encuentra su origen en el patriarcado y obtiene el nombre de: sistema biomédico. Puesto que su origen nace de un esquema jerárquico y desigual, identificamos puntos importantes de mejora en el sistema, que pueden ser aplicados por los nuevos profesionales de la salud, egresados en los últimos 5 años para generar un cambio real en el futuro. Uno de los cambios más importantes que hemos identificado es el de implementar la alfabetización corporal dentro del sistema de salud. Creemos que esta técnica fomenta la autonomía de los usuarios de dicho sistema de salud, y que es responsabilidad de los y las profesionales de la salud forjar el ejemplo e implementarlo.



Introducción:

El sistema biomédico, de dónde viene y por qué es problemático


El sistema de salud actual se basa en los ideales jerárquicos del patriarcado. A éste sistema se le ha llamado también Modelo Médico Hegemónico (MMH) con el fin de designar el tipo de práctica médica que logra imponerse sobre otros conocimientos o ciencias¹. Al ser un sistema de salud androcéntrico y basado en un esquema heteropatriarcal es un sistema basado en relaciones de poder que genera múltiples discriminaciones².


Se necesita comprender que es todo un sistema social estructural que está operando constantemente en cómo nos sentimos, vivenciamos y nos relacionamos con otras y otros². Esta lógica va mucho más allá de valorar lo masculino por sobre lo femenino, porque que crea toda una jerarquización en torno a sus propias concepciones; como lo es el valorar la raza blanca frente al resto del mundo, lo heterosexual sobre lo homo/bi sexual,  la cordura por sobre la locura². 


Éste sistema cuenta con una serie de mecanismos y condiciones organizativas, materiales e ideológicas que hacen posible que todas las personas involucradas en el sistema encuentren como naturales y legítimas las relaciones de poder y deslegitimación de los saberes de las usuarias y sus familias. Por lo tanto, la violencia de la que hablamos en el ámbito del sistema de salud actual, se relaciona con la reproducción de modelos hegemónicos en salud, que termina infantilizando, estigmatizando y desautorizando a mujeres y sus saberes³. 


Los derechos humanos y la autonomía


Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos.⁹ Son inherentes, universales e indivisibles (entre otros).

Hemos establecido que el sistema actual fomenta la disparidad, la discriminación y la violencia. Por lo cual es de suma importancia que, al diseñar un nuevo sistema, lo hagamos utilizando el marco teórico de los derechos humanos, buscando fomentar el libre ejercicio de éstos en todas las personas. Con este fin, establecemos que un pilar fundamental es la autonomía.


La autonomía se entiende, para efectos de este blog, por la libertad de tomar decisiones sobre la propia salud de una persona, contando con toda la información necesaria disponible y de forma libre de coacción⁴.

En el modelo biomédico actual, existe la impresión de que el profesional de la salud posee toda la información que “el paciente” requiere, y es bajo la discreción y el juicio de dicho profesional que se toman las decisiones sobre la salud del individuo, menoscabando la autonomía del mismo. “En una sociedad patriarcal, la estructura sanitaria ejerce poder de manera directa y brutal, pero también de forma sutil con miradas reprobatorias, censura de temas y problemáticas, imposición de maneras “aceptables” de comportamiento (...), etc.”⁵ Si bien estas miradas, asunciones, y conductas no son consideradas violencia física o emocional propiamente tal, sí argumentamos que pueden ser consideradas violencia simbólica.


Como dice Pierre Bourdieu⁶ la violencia simbólica es aquella violencia sutil, amortiguada e invisible que se funda a través de la adhesión que la persona dominada siente obligada a conceder a la persona dominadora. 


Así pues, se debe comprender que la violencia no sólo la encontramos en dominios cerrados como es el género, etnia o posición social, sino que es algo que permea y traspasa todos los niveles y se encarna en prácticas y usos del discurso cotidiano⁷. 


Violencia y patologización de la mujer


Un importante ejemplo que demuestra cómo el sistema actual patologiza y violenta a los y las usuarias, especialmente a la mujer, queda en evidencia cuando entendemos que primero, se basa en el hecho de que entre el hombre y la mujer hay una diferenciación corporal y fisiológica que supone la inferioridad física de las mujeres con respecto al hombre⁸. Esta conceptualización de la inferioridad femenina ha servido como sustento para legitimar las violaciones sistemáticas de los derechos de las mujeres⁸. En base a lo anterior el ser mujer y además ‘’paciente’’ las posiciona desde este enfoque en un rol de sumisión frente a una ‘’persona experta’’ provista de aprobación. Este sistema basado en una estructura de jerarquías ha generado en la historia múltiples situaciones de vulneración.


En efecto, en el caso de las mujeres, establece trabas en lo relativo a la salud sexual y reproductiva, imponiendo un violento control sobre los cuerpos y sus procesos, lo que implica una exclusión de la toma de decisiones sobre las propias vidas y la inclusión de los intereses de grupos privilegiados por encima de los de las mujeres³. No es entonces descabellado señalar que, para las mujeres, el sistema biomédico es violento y coercitivo, sobre todo en cuanto a la salud sexual y reproductiva.


Un claro ejemplo de lo anterior es lo que se conoce como violencia gineco-obstétrica, donde es posible ver un trato deshumanizante, un exceso de medicalización y patologización de procesos naturales en los procesos reproductivos y sexuales de las mujeres. Frases emblemáticas de violencia obstétrica son “cállate y puja”, “por donde entró tiene que salir”, “no te gusto gozar, ahora tienes que parir”


La alfabetización corporal como herramienta de transformación


En un mundo donde el lenguaje que utilizamos crea las realidades en las que vivimos, es de suma importancia que los profesionales de la salud seamos intencionales con las palabras que elegimos para desarrollar actividades y crear percepciones en el sistema de salud.


Un ejemplo concreto de lo anterior es el de cambiar la palabra “paciente”, la cual sugiere un tipo de conducta por parte de la persona (que sea paciente, que espere, que tome un rol pasivo) a la palabra “cliente”, “usuario” o “consultante”. Estas tres palabras otorgan un rol más activo a quien hace uso de los servicios entregados por el profesional de la salud. 


Como profesionales de la salud, es nuestra responsabilidad dictar las tendencias que han de ser seguidas por los entes de la salud de aquí en adelante: ya sea otros profesionales de la salud o los usuarios del sistema.


Conclusión


El sistema biomédico actual fomenta la violencia y la discriminación de sus usuarios y usuarias. Ésta discriminación ha sido sistemática y progresiva desde su origen y para transformarla se requieren herramientas con enfoque de derechos humanos, las cuales fomenten la autonomía de los individuos inmersos en el sistema. Como profesionales de salud, podemos elegir transformar la realidad por medio del uso intencional del lenguaje, utilizando palabras que promuevan la igualdad y la justicia, en lugar de la jerarquización y la disparidad. 


Cerramos con una invitación a que, como profesional de la salud, cuestiones siempre las palabras que utilizas en tu rubro, preguntándote a tí misma o mismo cuál es la realidad que estás creando.


Referencias Bibliográficas


1. Sadler, M. (2003). Así me nacieron mi hija. Aportes antropológicos para el análisis de la atención biomédica del parto hospitalario [tesis]. Santiago: Universidad de Chile.


2. Cana, A. (2020). Politizar la terapia. Barcelona: Revista de Terapia Gestalt. 40 (1).


3. Duran, D. y Duarte, C. (2019). Perspectiva de género en la relación entre profesionales del área de la salud con usuarios y usuarias: una revisión de la literatura. SOPHIA AUSTRAL, http://dx.doi.org/10.4067/S0719-56052019000200103


4. Erken, A., Baker, D., Behrendt, A., Baric, S., Devillé, M., Ferguson, L., Luchsinger, G., & Roseman, M. (2021). Mi Cuerpo me pertenece: Reclamar el Derecho a la Autonomía y la Autodeterminación. División de Comunicaciones y Alianzas Estratégicas del UNFPA. https://mexico.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/mi_cuerpo_me_pertenece-reclamar_el_derecho_a_la_autonomia_y_la_autodeterminacion.pdf


5. De Vinculación, Á., & Malnis, C. M. (2018). Informe: El sistema de salud desde la perspectiva de género. Universidad Nacional De Cuyo. https://www.uncuyo.edu.ar/desarrollo/el-sistema-de-salud-desde-la-perspectiva-de-genero


6. Bourdieu, P. (2012). Violencia simbólica. Revista Latina de Sociología, 2(1), 1-4.


7. Marton, B., & Echazú, G. (2010). La violencia simbólica en la consulta médica: la naturalización de la díada madre-hijo y la promoción compulsiva de la lactancia materna. Sexualidad, Salud y Sociedad-Revista Latinoamericana, (5), 119-143.


8. Pabón Gómez, A. (2020). El patriarcado y la patologización de la mujer: una mirada crítica al trastorno disfórico premenstrual — [IN]Genios. [IN]Genios.


9. UNICEF .(2015).¿Qué son los derechos humanos? https://www.unicef.org/es/convencion-derechos-nino/que-son-derechos-humanos




 
 
 

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